~ cOnTeMpL@cIoN ~ (priv Bella)

Allí estaba el, ahora mismo la arena del circo se encontraba completamente vacía. Las risas y los aplausos ya no estaban, fueron reemplazados por un enorme y profundo silencio, el cual ahora inundaba el ambiente con su hostil presencia. Ya función ya había terminado, puesto que el payaso aun estaba ataviado con su uniforme de trabajo, lo que le hacia tener una apariencia bastante extraña y para algunos algo chistosa, aunque macabra. El payaso, ahora algo cansando, se encontraba sentado en un banquito en medio de la arena, la que ahora estaba como un cementerio en medio de la noche, muerta. Dando sorbos a lo era una botella plástica, la cual contenía agua en su interior.

-esto es cansador, pero supongo que es lo que me toca-

Murmuro algo fatigado y luego miro a los limites de la arena, los cuales permanecían bastante oscuros, aunque por extraño que parezca, el logro diferenciar una silueta de en medio de la oscuridad, una silueta femenina para ser mas precisos. Algo extraño para el, dejo la botella en el suelo y desde donde estaba, con una vos algo fatigada.

-quien eres tu?-

Estaba cansada, agotada, sin aliento en mejores palabras. Había recibido demasiadas sorprensas en el día y no soportaría una más, sólo quiero olvidarme de todo. Al menos si eso es posible, si tendré el valor de despejar mi mente, que en este momento esta por explotar.
Caminaba lentamente, no sé hacia donde, me importaba poco. Con solo caminar me conformaba, con llegar a algún lugar tranquilo, nada más.Talvez, el límite era un buen lugar. Sí, tenía miedo de ir allí, siempre tuve miedo de ese lugar pero hoy, sentía ganas tremendas de ir.

Al llegar, me quedé parada un rato pensando, en que estaba haciendo ahí. Pero ya era tarde para arrepentirse, era tarde, porque una voz se escuchó por ahí. Miré adelante y vi algo, no se muy de quien se trata. Pero seguro se trataba de algún artista del circo. De nuevo un escalofrío recorrió mi cuerpo y tomé aliento.

-Em, sólo estaba pasando, me perdí- Mentí. Con una voz temblorosa que desataba pánico. Pero no sabía que hacer, mejor, aferrarse a las consecuencias de mis impulsos. No me iría, no después de haber tomado el valor de llegar hasta acá.

De pronto, la mirada de Piero cambio totalmente, podía sentir una esencia extraña en el aire, como si de un aroma dulce se tratara, el miedo había inundado la arena de la carpa principal y la "garra" estaba lista para alimentarse de ello. Bruscamente se paro de su asiento y comenzó a caminar lentamente en dirección hacia donde estaba la muchacha, moviendo sus extremadamente largos dedos mientras daba cada paso. A cada paso que daba, la mirada del payaso se volvía cada ves mas oscura y macabra, como si estuviera poseído y de echo era en efecto que lo estaba.

-ese olor... huele tan bien...-

Murmuro cabizbajo el siniestro circense mientras caminaba de una manera similar a la de un muerto viviente, bastante calmado, aunque con una ausencia de humanidad que se podía sentir a varios metros. Una ves estando frente a la muchacha, en total oscuridad, el payaso extendió su garra hacia el rostro de la chica, tomo su mentón entre sus largos y afilados dedos. Con sus blancos orbes, los cuales ostentaban una pequeña pupila de color negro, miro a la rubia a sus ojos de color cielo y luego dijo murmurando.

-sientes miedo?...-

Quedé helada, no movía ni un solo dedo, no podía hacerlo, algo me atajaba, a no salir corriendo tal vez. Quedé atenta al hombre, se acercaba lentamente a mi, mirándome fijamente. Como yo miraba también fijamente a el, sin pestañear, no podía ni respirar. ¿Porque Bella?¿ Porque? se escuchaban voces en mi cabeza. Era yo llena de miedo.

Clavé la vista directamente a su "mano" que manos, eran garras, largar y afiladas. Mi corazón latía mas rápido y yo seguía sin mover ni un sólo dedo.
Volví a fijar la mirada en sus oscuros ojos y me encontré con sus garras en mi mentón, la miré desde arriba, tragando saliva lentamente, con la respiración entrecortada. Sin poder disimular. Creo que podía escuchar a mi corazón.
Lo oí hablar, dulce aroma, o algo así. Era extraño.

-Yo no tengo miedo, sólo... debo encontrar el camino- Dije en un susurro, apenas pude escucharme, y por las dudas volví a repetir - No tengo miedo... Con la voz un poco mas alta. Pero con el miedo atravesando mi garganta. Debía irme, pero seguía allí. Era como si mis pies se hayan clavado en la tierra.

El olor del miedo aun permanecía en el aire, y cada ves se volvía mas y mas penetrante en el espacio y provenía de la muchacha. Se notaba en sus ojos azules y en la forma en la que tragaba saliva y articulaba las palabras, que el miedo estaba en su cuerpo. Sosteniendo el rostro delicado de la mujer, el payaso se acerco mas al rostro de la chica, aun mirándola fijamente a los ojos, como si estuviera devorando su miedo. Hablando en un tono algo suave, aun manteniendo la mirada fija y penetrante, el payaso dijo.

-huelo tu miedo....-

El miedo estaba presente en la sala, Piero estaba disfrutando de aquel alimento o mejor dicho "el otro piero". Parecía que el lugar fuese a quedar así para siempre, como si ambos seres quedaran estáticos como estatuas, uno sujetando el rostro del otro. La mujer no tenía intención algún de moverse, aunque el payaso tampoco la tuviera. De pronto mientras sujetaba el rostro de la muchacha, una tarántula comenzó a caminar por el rostro de la muchacha, aunque claro, esto era una mera ilusión, pero por supuesto que ella no lo sabia.

Bella, te calmas, te calmas y ya. Pensaba, como lograba hacerlo? No lo sé pero la voz en mi tenía la razón, debía calmarme ya, soy una niña llorona. Era inútil, trataba pero no podía dejare de respirar con dificultad.
Sus garras seguían en mi rostro y se acercaba un poco más a mi. Volví a mirar sus largos dedos desde arriba, sin mover ni un centímetro mi cuello y conseguí mover mis manos.
Levantaba mi brazo derecho lentamente, colocando mis dedos suavemente sobre sus garras en un intento de apartarlas de mi y salir corriendo.

-Que no tengo miedo- Dije, con una inesperada seguridad en mi voz, la cual esta vez sonó fuerte y clara.

-¿Por que debería estar asustada?- Dije, esta vez de nuevo con mi voz suave y frágil. Como si no me quedara aliento, quería gritar, pero los nervios, me impedían.
Lo miré a los ojos y no me imaginaba la mirada brillante que tendría. Lo único que no quería era llorar, sería peor, pero poco a poco el sentimiento se apoderaba más y más de mi. Y eso no tardía en ocurrir.

El miedo de la mujer se hacia cada ves mas evidente, había colocado sus suaves manos en la garra del payaso para intentar apartarla, aunque esta no podía debido a lo aterrada que estaba, solo se limitaba a temblar. Parecía que estuviese a punto de romper a llorar con lo aterrada que estaba, tenia esa misma mirada, la que el disfrutaba tanto, una mirada terror. Aun sujetándola con sus largos y delgados dedos de garra, el payaso se relamió los labios acercándose mucho mas al rostro de la mujer, casi a tal punto de sentir su respiración y luego dijo.

-de verdad… eres la primera persona que huele tan delicioso…-

Musito calmadamente el payasito mientras aun sujetaba el rostro de la mujer, aunque el no estaba conciente de lo que hacia, siendo llevado por los instintos de su “otro lado”. El olor aun estaba en el aire, el podía sentir como cada vibra de miedo se desprendía del cuerpo de la mujer, como una naranja a la cual le exprimen el jugo y solamente queda una cáscara vacía, seca y sin vida.

Mi corazón ya estaba soltándo latidos normales, aun que mi piel seguía tan helada de miedo. Pero ya iba pasando, de repente, una ola de calor pasó por todo mi cuerpo y era como si me desmayara. Pero no, seguía de pie frente al...¿hombre? ¿Payaso? frente al ser.

-No sé a que te refieres...-Dije con una suave voz, deslizando mi mano lentamente hacia su muñeca. Y luego simplemente la retiré, me di cuenta que era inútil tratar de alejarme, tal vez, o no sé como reaccionaría él. -Se supones que hueles que?- Logré decir, con una voz firme esta vez.

-Ya...puedo irme? es decir, debo irme- Suspiré y lo miré de nuevo a los ojos. Parpadeaba, pero su mirada no trasmitía nada, más que oscuridad.
Ya no tenía miedo, más bien, estaba furiosa, no, furiosa no, alterada. Pero el miedo, creo que ya lo había logrado apartar, claro, me había dado cuenta que el "dulce aroma" que el inhalaba, era el miedo...

La mujer ahora lucia enfadada, aparto la garra de Piero de su rostro y le miro a lo ojos ojos, algo molesta. El otro lado de este payaso aun no se daría por vencido, no sin antes pelear y alimentarse mas de la mujer. En esto, el macabro payaso, sujeto nuevamente, pero esta ves a la mujer de la nuca, para que no se apartara, y con su otra mano, sujeto su boca, asciendo presión para que abriera ligeramente su boca. En esto el payaso abrió la suya y la acerco a la de la mujer, posando sus labios sobre los de ella, en una especie de beso, aunque claro no buscaba besar la si no satisfacer su hambre. Una ves terminado, el payaso aparto su boca de la mujer y relamió sus labios al mismo tiempo que un extraño vapor manaba de la boca de la mujer y del payaso.

-sabroso-

Dijo con vos algo chillona, mas luego solo una risa algo macabra y con la misma vos, mientras observaba a la mujer y daba unos pasos hacia atrás. Su comida ya había terminado, puesto que luego de dar unos pasos hacia atrás, el mucho cayo al suelo y se quedo completamente dormido. Esto siempre pasaba cada ves de que alguien se alimentaba, su lado malo salia hacia la luz y luego solo se dedicaba a caerse rendido al suelo y dormir. Varias lagunas mentales, esas eran la que tenia el joven, cada ves que esto pasaba, no recordaba nada de lo que había echo. Era como una horrible transformación, aunque la misma le había permitido desarrollar una habilidad muy peculiar.